Castore Wines, vinos de valles riojanos

Castore Wines, proyecto de Javier Collovatti y César Vera Barros, ofrece partidas limitadas de blends o “ensambles de vinos de valles riojanos” Guandacol, entre la precordillera y las sierras pampeanas, y Famatina, entre las Sierras de Velasco y la Sierra de Famatina.

Elaborados por Collovatti con uvas de los valles de Guandacol y Famatina, La Rioja, son vinos que buscan mostrar que la región también puede ofrecer vinos frescos, ligeros y fáciles de beber.

Castore Wines nace como un emprendimiento producto del cultivo de vid de la familia Vera Barros, productores desde 1958. 

Desde 2014, Castore afianza su identidad: vinos ligeros y frescos conformados por blends, cortes o ensambles de las mejores uvas de los valles del oeste riojano.

“Sabíamos que la Rioja podía dar vinos de alta calidad, fáciles de beber y con una frescura que se distingue de los típicos vinos de la región que suelen ser maduros y calurosos”, cuenta César Vera barros sobre su proyecto.

Castore Malbec Clásico 2020 es un 100% Malbec de Guandacol -Valle de Guandacol- y Sañogasta y Vichigasta -Valle de Famatina- de color rojo rubí profundo. 

En nariz presenta aromas a frutas rojas y negras, frescas y maduras, con leves notas de vainilla y café que le confiere la madera; y en boca es ligero, fresco, franco, con taninos maduros y elegante final.

Desde su etiqueta, que recuerda al tradicional verde pizarrón, con campana del colegio, letras y líneas de tiza, este vino homenajea a las generaciones de educadoras de la familia y de la argentina en general.

En tanto, Castore Corcel Torrontés 2022 es un Torrontés 100% de Guandacol -Valle de Guandacol- y Nonogasta y Vichigasta -Valle de Famatina-, de color amarrillo verdoso con reflejos acerados. 

En nariz presenta notas a frutas frescas que recuerdan a durazno y ananá que se entrelazan sutilmente con dejos a rudas y azares, con notas cítricas con predominancia de limón; y en boca tiene una entrada ligera y sutil con equilibrada acidez, de buen volumen y largo recuerdo.

Tanto su etiqueta como su nombre son un homenaje al Torrontés “Corcel” que producía la familia Vera Barros en los 80, popular en La Rioja, donde era tradición beberlo en épocas de Carnaval, y que incluso tiene una chaya (vidala de ritmo vivaz compuesta para carnaval) en su honor.

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