Bonarda, cada vez más protagonista

El Bonarda, uva que llegó al país con las corrientes migratorias de fines del siglo XIX y que se convirtió en la segunda cepa más plantada en la Argentina después del Malbec (con una superficie de 18 mil hectáreas, 8,5% del total), gana protagonismo como varietal. 

Durante muchos años, la variedad se utilizó para bases de vinos tintos comunes por sus altos rendimientos y gran aporte de color, principalmente para mejorar vinos de corte en combinación con el Malbec.

Dante Robino fue una de las primeras bodegas en usar la cepa para elaborar vinos de alta gama, con su icónico Gran Dante Bonarda, y también está presente en el resto de sus líneas: Legado, Dante Varietales, y Nave Rosé, uno de sus últimos lanzamientos, un espumante rosado a base de Bonarda.

“La Bonarda en argentina siempre se usó para corte, porque daba buen rendimiento, sobre todo en el este, en San Martín y Santa Rosa”, explica Soledad Buenanueva, enóloga de Dante Robino.

Buenanueva agrega: “En Agrelo, en un terroir distinto, con otra altura, otro microclima y también otro manejo de finca, con mucho menos rendimiento pero mayor calidad”.

“Siempre aspiramos a elaborar una Bonarda de alta calidad, se logró y hoy no queremos que eso quede acá sino llegar cada vez más lejos”, completa.

La variedad encontró en la zona sur de Mendoza un terroir excepcional para su desarrollo: En el Oasis Sur mendocino, la superficie cultivada ronda las dos mil hectáreas; y, en el departamento de General Alvear, con 400 hectáreas supera en superficie al Malbec. 

Allí la Bodega Jorge Rubio elabora “dos Bonardas muy tradicionales, uno en la línea Privado Oasis Sur, bien característico de nuestra zona y otro dulce natural, que viene creciendo mucho año tras año”.

“Ambos son vinificados con uvas provenientes de viñedos que tiene más de 60 años, donde esta variedad es parte del acervo cultural de nuestros productores y de nuestro paisaje”, explica el enólogo Jorge Rubio. 

Esta uva tinta se destaca por producir vinos de buen color, taninos suaves, muy frutales y de baja graduación alcohólica, una característica que va de la mano con las nuevas tendencias; y se desarrolla bien en casi todos los climas y suelos.

Ideal para acompañar pastas con salsa o rellenas, bruschettas, carnes rojas, guisos o ratatouille y vegetales grillados, este vino elegante -que deja lucir el perfume de las frutas rojas y el toque exótico y fresco del eucaliptus-, de características similares a las del Malbec pero con identidad propia, más fresco y “fácil de beber”, se perfila como el vino del futuro, aseguran desde Dante Robino.

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