Socarrat, restaurante en Miramar que busca revalorizar la paella

El restaurante Socarrat de Miramar tiene sus raíces en la cocina mediterránea, influenciada por las costas que bañan sus tierras y la rica tradición de antepasados españoles e italianos.

Juan Ignacio Kittlein lidera la cocina como chef ejecutivo, respaldado por un equipo compuesto por amigos y apasionados por la gastronomía.

La idea de Socarrat nació de un desayuno entre Kittlein y su socio Juan Mejías, y junto con Fede Kittlein y José González Elías, decidieron concretar su sueño.

El equipo aspira a establecer Socarrat como una marca destacada; y posicionar a Miramar en la misma línea que Mar del Plata y Chapadmalal en términos de desarrollo gastronómico.

El nombre “Socarrat” proviene de la tradición valenciana y hace referencia a la fina capa caramelizada que se forma al cocinar la paella, un sabor característico y un logro culinario no fácil de conseguir.

El arroz y la paella es uno de los protagonistas de su menú gracias a la trayectoria de Juani con el producto y su subcampeonato en el mundial de paellas en 2022.

El espacio exterior tiene un ambiente relajado con tapas, pinchos, platillos marinos y una amplia carta de coctelería; y el interior se centra en arroces, pescados y carnes a las brasas.

Se trabaja con productos de mar frescos del día en contacto con proveedores locales; y las carnes pasan por un proceso de maduración controlada.

Socarrat cuenta con una panaderia donde se realizan todos los panificados; además, cuentan con un horno de barro especial para cochinillo, verduras de estación y demás.

En cuanto a la oferta de vinos, tiene una cava con más de 110 etiquetas de 15 bodegas argentinas.
Con la colaboración del arquitecto Federico Paso Viola, han transformado una casona colonial con influencias españolas en una joya gastronómica. 

Mantuvieron la fachada original, pero dieron un aire fresco y moderno al interior.

El restaurante cuenta con un espacio para 70 comensales, y un área privada para 10 personas, adyacente a la cava de vinos con capacidad para 800 botellas.

El ventanal que da a la calle 18 permite a los transeúntes observar el arte de cocinar paellas en pleno proceso.

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