Criolla, nuevo integrante de la línea A Contramano

Bodega Jorge Rubio lanzó un vino elaborado con uva Criolla Chica, variedad con más de 400 años de historia en América, proveniente de uno de los viñedos más antiguos de la región, que completa la línea A Contramano, que ya tenía un Naranjo de Moscatel y un Pedro Gimenez.

Originaria de las Islas Canarias, la Criolla Chica o Listán Prieto -como se la conoce en España- fue la primera variedad de Vitis vinifera que dio origen a la vitivinicultura en América ya que llegó con los españoles en el siglo XVI y se propagó rápidamente por todo el Virreinato del Perú hasta convertirse en la más cultivada en Perú, Chile, Bolivia y la Argentina.

Durante casi 300 años, la Listán Prieto fue la variedad hegemónica en América hasta la introducción de las variedades francesas a mediados del siglo XIX donde la superficie cultivada cayó de 41.000 hectáreas a sólo 300 a finales del siglo XX. 

Actualmente, la Criolla Chica vive un resurgimiento, gracias al trabajo de nuevos enólogos, las demandas de los consumidores más jóvenes y el interés por redescubrir los paisajes culturales y el patrimonio vitivinícola de la región.

Actualmente, la Argentina cuenta con sólo 322 hectáreas plantadas, 144 de ellas en la provincia de Mendoza y el resto, distribuidas entre las provincias de San Juan, La Rioja, Salta y Catamarca; que representan menos de 0,2% de la superficie total de viñedos en el país.

En el departamento de General Alvear, la superficie cultivada de Ciolla Chica no supera las tres hectáreas.

“Esta Criolla Chica proviene del único viñedo de esta variedad existente en nuestro departamento; se trata de un parral de más de 50 años de un pequeño productor de la zona de Carmensa, al sur de nuestra ciudad; junto con la Moscatel y la Pedro Gimenez, la Criolla Chica forma parte de nuestro patrimonio vitivinícola y queremos revalorizarla”, afirmó el enólogo Jorge Rubio.

En la línea A Contramano conviven variedades hispano-criollas como la Mostatel Rosado, la Pedro Gimenez y la Criolla Chica; con variedades clásicas europeas, como Malbec, Cabernet Sauvignon y Tannat. 

Todos los vinos de esta línea se caracterizan por su fluidez y perfil enológico muy expresivo, frutados, frescos y sin crianza en barrica.

“En nuestro país quedan muy pocas hectáreas de Criolla Chica producto de la reconversión de viñedos iniciada a mediados del siglo XX hacia variedades más productivas; basados en la información que nos provee el INV, la superficie plantada en Argentina ronda las 300 hectáreas y en nuestro departamento, sólo unas pocas hectáreas se mantienen productivas”, agregó Rubio.

Por su parte, Matías Padín, responsable de Marketing y Comunicación, explicó que “el objetivo de esta línea es revalorizar el patrimonio vitivinícola y la identidad de nuestra región”.

“Se trata de un proyecto pequeño y experimental que combina variedades hispano criollas con cepas tradicionales francesas en un mismo portafolio, proponiendo al consumidor volver sobre los pasos de las variedades que dieron origen a la vitivinicultura nuestro país y la región”, completó.

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