Singular Torrontés: ocho meses de maceración, concreto y altura
Chakana Singular Torrontés de Maceración Prolongada 2023 es un vino de uvas de parrales antiguos de Torrontés Riojano de viñedos con suelos calcáreos de altura de El Peral (Tupungato) y Los Chacayes (Tunuyán).

Durante ocho meses en contacto con sus pieles el vino desarrolla estructura y textura; su crianza en huevos de concreto lo sostiene y lo guarda; se embotella sin filtrar, conservando borras que lo mantienen vivo en el tiempo.
“Elaboramos este Torrontés de Maceración Prolongada desde hace ya siete años con la idea de hacer un vino con una personalidad y un estilo diferente a lo que se venía ofreciendo”, señala el enólogo Leonardo Devia, quien agrega que proviene de terroirs con suelo pedregoso y calcáreo, “el tipo de suelo que justamente proporciona la estructura que buscamos”.
Después de una maceración larga de ocho meses, sin extracción mecánica, la uva se coloca en huevos de concreto y se deja en contacto con sus pieles, sin moverlas, para que le aporten los taninos al vino.
“Así logramos un Torrontés con aromas que no son en los típicos aromas tropicales, sino que aparecen notas más más herbales y cítricos y, sobre todo, una estructura en la boca que se acompaña muy bien con la acidez”, señala.
Todas estas características hacen que sea “un vino con una personalidad y un estilo muy diferente a lo que ofrece en Argentina”, resalta.
Por su parte, el ingeniero agrónomo Facundo Bonamaizon explica que “este vino proviene de una vendimia cálida, con una ventana fresca durante gran parte de febrero, lo cual favoreció la madurez en terminos cualitativos y que también condicionó la expresion de la uva, por lo tanto del vino obtenido; la mayor parte del periodo fue seco, favoreciendo la sanidad de la uva”.
Chakana elabora vinos con una enología que acompaña, sin imponerse sobre la naturaleza de la uva; sus prácticas buscan integrarse y entender que el vino nace de la armonía y el respeto por la naturaleza y la calidad de la uva con la que se elabora.
Practica una agricultura que respeta los ciclos y acompaña sin imponerse; trabaja con prácticas orgánicas y biodinámicas porque todo está conectado: el suelo, las plantas, las personas.
Sigue la filosofía del Ayni: la reciprocidad como forma de vida: Todo lo que se da, vuelve; por eso cuida la tierra, escucha a la naturaleza y elabora vinos que reflejan con fidelidad su origen.